EVOLUCIÓN. Febrero marcó el comienzo de una etapa de crisis e inestabilidad en el mundo, luego de la invasión de Rusia a Ucrania . Los precios de commodities como el petróleo, el gas natural, el trigo y otros granos, además de los fertilizantes, han subido de precio y empeorado el problema de inflación que muchos países enfrentan desde el año pasado. Perú también atraviesa un periodo de indecisión e inestabilidad, pero comenzó muchos meses atrás, desde que Pedro Castillo nombró orgulloso su primer Gabinete.
Cabría pensar que el PIB de febrero – aumentó un 4,92% mas respecto al mismo mes de 2021 y dado que la reactivación ha continuado, fue interrumpida por la atropellada gestión de Castillo. Después de todo, esta es la tasa de expansión más alta desde septiembre pasado. Pero el análisis de los números apunta a la confluencia de un trío de efectos.
El primero atañe a las estadísticas, pues hay que recordar que el pasado mes de febrero el Gobierno impuso mayores restricciones de circulación y aforo ante el repunte de la segunda ola de contagios de covid-19. Esto explica el notable crecimiento de sectores como servicios de alojamiento y alimentación (92,73%), transporte, almacenamiento, correo y mensajería (15,8%) y comercio (7,48%), cuya base respecto a 2021 es bastante baja. Además, este año se ha ido el toque de queda (se levantó el 31 de enero), lo que representa un impulso adicional para estos sectores, que han sido los más golpeados por la pandemia.
Para marzo había pronósticos preliminares que no eran alentadores. Por ejemplo, se estima que la economía creció sólo un 2,6%, pero teniendo en cuenta la estacionalidad, el PIB se contrajo un 0,7% mensual en marzo. A eso se suma el impacto en sectores como el transporte y el comercio por los bloqueos y paros antigubernamentales de este mes. Por lo tanto, alcanzar el 3,5 % esperado del MEF podría ser una quimera en términos de variación de omicrones.
