La mala manía de prenderse de la bocina de los vehículos motorizados. Más de un vecino del distrito de Pariñas (Talara) como Félix Vargas Zapata, Manuel Vílchez Chira, Julio Celli, Elena Carrión, Giselle Meléndez, entre otros, que transitan por las calles de esta ciudad, sostienen haberse sentido intimidados y atacados con alevosía por el insistente bocinazo de los conductores de motos, taxis y mototaxis, aficionados en los últimos años a prenderse del claxon de sus vehículos, creyendo en su garrafal ignorancia, que con ello conseguirán más pasajeros.
Consultado el médico Henry Quispe Jaime, indica que el problema es que la contaminación sonora que generan no solo les afecta directamente a ellos (los conductores), sino también a todos los ciudadanos, tanto los que caminan y quieren subirlos en peso a sus vehículos a punta de bocinado, como a quienes viven o trabajan en la ciudad.
“El ruido vibra y hiere los tímpanos, pero también afecta peligrosamente el sistema nervioso”, afirma.
El Dr. Quispe Jaime agrega que el ruido incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, produce insomnio, estrés, dificultad para el aprendizaje y la concentración e incluso afecta la memoria.
“En Talara hay una ordenanza municipal, pero parece que no saben que existe o no hay voluntad de parte de los funcionarios para que se aplique, tal parece, nos estamos acostumbrando a la informalidad, el caos y el desgobierno”, acota el también ex regidor provincial.
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