El litoral peruano se mantiene en alerta máxima. Más de 90 mil pescadores artesanales continúan su paro de 48 horas, que comenzó el 30 de septiembre, en rechazo a una medida gubernamental que, aseguran, condena a miles de familias a la pobreza.
La protesta se ha radicalizado y ha paralizado el norte del país, llegando incluso a generar caos en la capital. Los pescadores han sido claros: si no hay una solución inmediata a la cuota de pota (calamar gigante), el paro se volverá indefinido.
¿POR QUÉ PARARON LOS PESCADORES?
Según declaran los pescadores de Paita, Sechura, Talara y Pucusana no están pidiendo un favor, están exigiendo trabajar. Sus reclamos se centran en la nueva regulación impuesta por el Ministerio de la Producción (Produce):
“La Cuota de Hambre”: Produce fijó una cuota de 42 mil toneladas de pota, una cifra que es considerada “totalmente insuficiente” para garantizar los ingresos mínimos y la subsistencia de miles de familias. Los gremios lo ven como una “veda” impuesta por primera vez en muchísimos años.
Sin Respaldo Científico: Denuncian que la medida fue tomada “a espaldas de los verdaderos trabajadores” y que carece de respaldo científico. Aseguran que el IMARPE no realizó un estudio integral de biomasa en las 200 millas territoriales peruanas, limitando su exploración solo a las primeras 100 millas.
¿Negocio para Extranjeros?: La acusación más grave es que el gobierno les está “atando las manos” para entregar el producto a las flotas y empresas extranjeras, incluyendo barcos chinos.
El Motor de la Economía: La pesca de pota es crucial, ya que sostiene hasta el 70% de la economía local en Piura, afectando a fileteros, lavadores, transportistas y comerciantes.
Como alternativa, los trabajadores exigen el levantamiento inmediato de la cuota y piden una cuota excepcional de 150 mil toneladas para los meses finales del año (octubre, noviembre y diciembre).
LO QUE PASÓ EN EL PRIMER DÍA: CAOS Y FUEGO
El lunes 30 de septiembre fue un día de paralización masiva y contundente en toda la costa.
• Norte Bloqueado: El paro paralizó el 98% de la actividad en Paita y se extendió a Sechura, Catacaos, Talara, Máncora y Tumbes.
• Vías Cerradas: Los manifestantes instalaron piquetes y bloquearon carreteras y vías principales. Puntos estratégicos como el Puente Miraflores, El Tallán y El Mellizo registraron quemas de llantas y presencia de fuego, dejando intransitable toda la provincia de Sechura y los accesos al Bajo Piura.
• Vida Detenida: Debido a la magnitud de la protesta y la presencia de bloqueos, se tuvo que suspender las clases y las labores administrativas en Paita y Sechura. Los comerciantes y transportistas también paralizaron sus actividades.
• Tensión en el Puerto: En Paita, los pescadores quemaron llantas en la puerta de EUROANDINOS (terminales portuarios) para impedir que los trabajadores que no acataron la medida continuaran con sus labores.
• Llegada a Lima: La protesta escaló hasta la capital, donde pescadores de Pucusana bloquearon la Carretera Panamericana Sur (km 61), quemando llantas y causando un fuerte caos vehicular.
LO QUE VIENE: EL MINISTRO DEBE DAR LA CARA
Al inicio del segundo día de paro, el punto crítico es la falta de diálogo efectivo.
• Diálogo Pospuesto y Rechazo: La reunión que debía darse el lunes fue suspendida. El viceministro Jesús Barrientos ya se encuentra en Piura, pero informó que la mesa de diálogo se realizará recién el martes 1 de octubre. Además, la reunión se hará en la ciudad de Piura y no en Paita o Sechura, debido a “temas de seguridad”.
• Exigencia Directa: Los gremios han sido tajantes: el viceministro es considerado “persona no grata en la provincia de Paita”. Exigen la presencia del Ministro de la Producción (Sergio González) en Paita, ya que él es la “máxima autoridad” y quien “firma las resoluciones”.
• La Advertencia Final: Los manifestantes reiteraron a la Policía Nacional que solo levantarán la medida si un representante del gobierno acude a instalar la mesa de diálogo. En caso de que no haya una respuesta positiva en las 48 horas, la amenaza es seria: el paro se volverá indefinido y podría escalar a niveles mayores, incluyendo la posibilidad de “parar Miskimayo, la minería…”.
Los pescadores concluyen que no son violentos ni extorsionadores, sino “pescadores que arriesgamos nuestra vida en altamar” y dependen de una decisión ministerial que, hasta ahora, les ha dado la espalda.