Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH) están dando un importante paso al iniciar varios estudios para probar posibles tratamientos para las secuelas a largo plazo causadas por el COVID-19. Este esfuerzo representa una esperada respuesta a la misteriosa condición que afecta a millones de personas y que ha generado frustración debido a la falta de tratamientos probados y estudios rigurosos.
Iniciativa RECOVER
El proyecto RECOVER, anunciado el lunes y valorado en 1,150 millones de dólares, es un paso en la dirección correcta, según los expertos. Aunque llega un poco tarde y tiene un alcance menor de lo esperado, representa un avance significativo. El objetivo es obtener respuestas para ayudar a los pacientes que lidian con los síntomas prolongados del COVID-19 y que a veces los dejan incapacitados.
Hasta ahora, los científicos no han podido determinar qué causa el COVID prolongado, que abarca aproximadamente 200 síntomas muy diversos. Se estima que entre el 10% y el 30% de las personas que se han recuperado del coronavirus experimentan algún tipo de secuela, aunque este riesgo ha disminuido un poco desde los primeros días de la pandemia.
La iniciativa RECOVER ha seguido a 24,000 pacientes en estudios de observación para definir los síntomas más comunes y molestos. Ahora, estos hallazgos están dando forma a ensayos de tratamiento en varios frentes.
Algunos de los estudios se enfocarán en tratar la niebla mental y otros problemas cognitivos, los trastornos del sueño y los problemas con el sistema nervioso autónomo, que incluye el trastorno conocido como POTS. Además, se tiene previsto realizar un estudio más polémico sobre la intolerancia al ejercicio y la fatiga.
Actualmente, los ensayos están inscribiendo de 300 a 900 participantes adultos, pero se prevé que puedan crecer en número. A diferencia de los experimentos tradicionales que prueban un tratamiento a la vez, estos “estudios de plataforma” más flexibles permitirán a los NIH agregar terapias potenciales adicionales de forma continua.
La búsqueda de tratamientos para las secuelas del COVID-19 es crucial para ayudar a los pacientes afectados por esta enfermedad y brindarles una mejor calidad de vida en el futuro. La comunidad científica y médica sigue trabajando arduamente para comprender y abordar este desafío global.