Durante casi toda su vida, Justo Martínez se dedicó a la pesca artesanal junto a sus hijos, con la esperanza de mejorar su calidad de vida y poder brindarles una buena educación. Sin embargo, el pescador de 64 años veía que todo su esfuerzo y sus largas faenas de pesca, que muchas veces duraban hasta 15 días en el mar, eran casi en vano. Pues gran parte de las ganancias se las llevaban los intermediarios que le compraban sus productos a precios bajos y los vendían a un mayor precio a las empresas que procesan pescado.
Justo recuerda con nostalgia que junto a sus hijos querían implementar una empresa comercializadora de recursos hidrobiológicos y así impulsar la economía familiar. Pero les faltaba lo más importante: la habilitación sanitaria, que es un requisito indispensable para poder ofrecer sus productos a las empresas procesadoras. Este título habilitante, otorgado por el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera, Sanipes, es una garantía de que la pesca ha sido capturada siguiendo todas las condiciones de higiene e inocuidad, en resguardo de la salud pública.
Según el Sanipes la habilitación sanitaria garantiza que la embarcación cuenta con una bodega acondicionada para transportar la pesca, que en la cubierta hay zonas exclusivas para procesar los productos hidrobiológicos, que las zonas para residuos están debidamente identificadas y que los tripulantes están en perfecto estado de salud, evitando así la transmisión de enfermedades.
Para obtener la habilitación, el armador, o dueño de la embarcación, debe presentar unos formularios y su embarcación debe pasar por una auditoría. Sin embargo, a pesar de que Sanipes facilita de manera gratuita todos los formatos en su web, la realidad es que en las caletas pesqueras muchas veces no existe buena señal de internet o las personas no están habituadas a la tecnología. Por ello, muchos armadores desisten de iniciar este proceso o quedan a expensas de los tramitadores.
Sin embargo, la perseverancia de Justo y su curiosidad por aprender más, lo llevó a ser parte de un proyecto que promueve la formalización pesquera artesanal de pota y perico. Así, el armador sechurano sacrificó sus horas de descanso para participar de las capacitaciones y recibió asesoría para armar su expediente de trámite y pasar con éxito su auditoría sanitaria con Sanipes.
Luego de aproximadamente 2 meses, la habilitación le fue otorgada a su embarcación, y con ello, se dio el primer paso para la creación de la empresa comercializadora que siempre soñó con su familia. “El proyecto Por la Pesca me ayudó a acelerar mis trámites y así evité caer en manos de los tramitadores. Este documento (la habilitación sanitaria) me ha beneficiado en que mi producto sea más comercial. Mis ingresos son un 20% más que antes. Cuando no tenía la habilitación, no tenía este progreso, ahora estoy saliendo adelante. Ya tengo una empresa formalizada (…), trabajo bajo la ley de la oferta y la demanda, y me resulta bastante rentable”, expresó Justo.
Habilitación sanitaria: un reto de la pesca artesanal
Según Sanipes, hasta el 15 de agosto, a nivel nacional existen 5,798 embarcaciones artesanales habilitadas, y 421 de estas pertenecen a las cooperativas pesqueras de La Islilla, La Tortuga y San José, ubicadas en Piura y Lambayeque. En estas últimas, aún hay un gran camino por recorrer, pues del total de embarcaciones que integran estas cooperativas pesqueras, sólo 60 cuentan con habilitación sanitaria, es decir, el 6%.
“Hay un arduo trabajo por hacer para que los armadores norteños puedan tener este documento habilitante. Entre las principales barreras que hemos identificado, están: el desconocimiento en cómo llenar los formularios y las dificultades para que la tripulación pueda tener las capacitaciones, pues no todos viven en una sola localidad y hay que buscarlos o tratar de capacitarlos usando herramientas en línea”, indicó Carlos Olivares, especialista en formalización pesquera de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, organización que lidera el proyecto Por la Pesca.
Asimismo, Olivares explicó que un buen argumento para promover que los armadores tramiten su habilitación son las consecuencias del cambio climático, que los obliga a estar más tiempo en el mar para hacer que sus faenas sean rentables. “En los últimos años, los volúmenes de recursos hidrobiológicos han disminuido considerablemente a consecuencia del cambio climático, lo que ha perjudicado seriamente la canasta básica de los pescadores artesanales, pues al no haber pesca, deben tener faenas más largas. Una alternativa de solución es impulsar la habilitación sanitaria para que los pescadores obtengan un mejor precio por su pesca, y no dependan tanto de la cantidad de peces que logran capturar”, explicó.
A esto aspira Susy Maribel Querevalu Eche, una aguerrida armadora de la caleta La Tortuga (Paita), quien ha sido una de las últimas en pasar su auditoría con el Sanipes, logrando obtener su habilitación. “Me siento muy orgullosa al haber culminado este trámite. Para mí como mujer es una oportunidad de llevar más ingresos al hogar. Este documento me demuestra que la pesca no solo es cosa de hombres, sino que las mujeres también podemos. Solo nos faltan oportunidades”, expresó.
Finalmente, Sanipes recuerda que las embarcaciones pesqueras artesanales que cuenten con la habilitación obtenida por Justo y Susy, pueden acceder a nuevos y mejores clientes. Por ejemplo, el reconocido cevichero piurano, Teobaldo García Pintado, conocido como “Pedrito”, catalogado por Gastón Acurio como uno de los mejores cevicheros de la región; asegura que un pescador artesanal que cuente con habilitación sanitaria, le da la tranquilidad para comprar sus productos marinos y ofrecerlos a su fiel clientela.