¿Puede la ciudad con cielo color panza de burro contener, paradójicamente, una paleta de colores chirriantes que bailan con el porvenir? Los tradicionales muros ambarinos de la galería municipal Pancho Fierro ahora están chaposos y sabrosos.
La exposición Yuyay Lima tiene como sello el lettering del artista Yefferson Huamán. Remite a la escena chicha, la cual, con su propia estética, ya es parte del lenguaje de esta ciudad nunca aburrida.
En quechua, ‘yuyay’ tiene por acepciones ‘recordar’ e ‘imaginar’. Alfredo Villar Lurquín, el ‘mayordomo’ o curador de la muestra, nos propone recordar e imaginar una ciudad diferente.
“Yuyay une el pasado con el futuro; las raíces con las posibilidades de lo que pueden hacerse a partir de ellas. La exposición es la suma de las memorias visuales de siete artistas, todos con raíces en distinas partes del país”, dice el curador. En la Pancho Fierro se apuesta por una museografía que remite a las fiestas de barrio (inclusive hay una piñata).
¿Qué hace Lima con estas memorias de los migrantes? “Esta ciudad es la integración de distintas raíces, pero también es una integración de distintos soportes para hacer arte”, explica Villar.
El paisaje visual de Yuyay Lima combina a artistas tradicionales y artistas egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes porque para Villar la muestra también es un acto político, una reivindicación de los artistas autodidactas y los de la educación pública; el arte tradicional y las propuestas más contemporáneas.